"Escribir es una labor solitaria, y conviene tener a alguien que crea en ti.Tampoco es necesario que hagan discursos. Basta, normalmente, con que crean" (Stephen King, On Writing, 2001)
Mis ojos se movían por todos lados, eso me dijo ella, me
explicó detalladamente hacía donde se "dirigían" y las muecas que hacía al dormir, no se cuánto tiempo me observó mientras yo soñaba situaciones realmente estúpidas, las recuerdo, aunque no los rostros, eran dos mujeres con facciones distorsionadas, pero algo hablábamos acerca de un mal amorío, de esos a los que estoy acostumbrado, a los que me predispongo porque de cierta forma me mantienen al filo de una dura silla, vasos de plástico llenos de gin-tonic, y escribiendo todas esas pre-disposiciones. ¿Qué tanto ayuda la soledad ? Lo suficiente, sin embargo si no hay nadie a tu lado que crea en ti más bien es desolación; recuerdo que a nadie le he importado como un escritor "de oficio", algunas muestran cierta benevolencia y me engañan con el cuento de lo mucho que mis poemas les gustan, otras más puede ser que si creían en mi, ja... pero no cuando ya fueron parte de mis textos. Ahora... no se si ha sido mejor que Joanna me cuidara mientras yo pasaba por la fase del sueño REM (rapid eye movement) y no que "crea en mí", aunque eso supongo ya no importa mucho, estoy pre-destinado a "una labor muy, pero muy solitaria"
Además de no se porque "soportarme al dormir", se dio cuenta de que algo no funcionó aquel día, ja... su tonito de desaprobación más claro fue cuando me empiné la caguama y me tomé mis pastillitas para la úlcera gástrica, seguramente pensó que era una tontera "que me cuidara de esa forma", también fue curiosa la cara que puso al darse cuenta lo muy diferentes que somos. Apenas si nos conocíamos, nos dejamos llevar por la empatía y "el dulce sabor a muerte" de la cerveza de barril, ja la primera vez nos tomamos tres jarras de oscura, la segunda un par y algunos cinco o seis tarros que amablemente Don Augusto nos invitó en el Vizcaya; me vio sufrir una pequeña cruda y dormimos en casa, sin embargo, no se que pasaría en los momentos de "enfermedad", en los impulsos que de alguna u otra forma siempre me salen, o en lo que yo he llamado "el síndrome Karina", es decir, estar con alguien, tenerlo junto, pero darle unas pataditas en el culo debido al llamado de la soledad, a la negación de "dependencia"; por eso, aunque le extrañe, es mejor darle más tiempo a "las ensoñaciones" a que se "asiente todo", como cuando me duele el estómago y me tomo una cervecita para sentirme mejor.
Mis ojos se movían por todos lados, eso me dijo ella, me

Además de no se porque "soportarme al dormir", se dio cuenta de que algo no funcionó aquel día, ja... su tonito de desaprobación más claro fue cuando me empiné la caguama y me tomé mis pastillitas para la úlcera gástrica, seguramente pensó que era una tontera "que me cuidara de esa forma", también fue curiosa la cara que puso al darse cuenta lo muy diferentes que somos. Apenas si nos conocíamos, nos dejamos llevar por la empatía y "el dulce sabor a muerte" de la cerveza de barril, ja la primera vez nos tomamos tres jarras de oscura, la segunda un par y algunos cinco o seis tarros que amablemente Don Augusto nos invitó en el Vizcaya; me vio sufrir una pequeña cruda y dormimos en casa, sin embargo, no se que pasaría en los momentos de "enfermedad", en los impulsos que de alguna u otra forma siempre me salen, o en lo que yo he llamado "el síndrome Karina", es decir, estar con alguien, tenerlo junto, pero darle unas pataditas en el culo debido al llamado de la soledad, a la negación de "dependencia"; por eso, aunque le extrañe, es mejor darle más tiempo a "las ensoñaciones" a que se "asiente todo", como cuando me duele el estómago y me tomo una cervecita para sentirme mejor.